Danza chichimeca
Los ancianos de este pueblo indígena cuentan que cuando se libraba una encarnizada batalla en el cerro del Sangremal, entre los otomíes, aliados al ejército español y los chichimecas, tribu que más se negaba a ser conquistada, tuvo lugar un eclipse de sol. Con sus efectos y el polvo levantado por la lucha, se formó en el cielo una gran cruz como de cuatro varas de largo y a su lado el Señor Santiago. Al ver esto, los españoles se postraron maravillados seguidos de los otomíes y chichimecas, todos gritaron al unísono: "Él es Dios". De ahí surgió ésta expresión de batalla, tan importante para la comunidad. Los chichimecas comenzaron a danzar, para demostrar su respeto y veneración.
Durante muchos años la danza dejó de realizarse, volvió a ser vigente a partir de 1820 cuando se retomó la tradición. Esta danza se realiza principalmente durante la fiesta de la Santísima Cruz de los Milagros, la más importante para la comunidad, y durante el mes de septiembre. Sin embargo, hay otras fechas donde se realiza, por ejemplo en febrero, durante la fiesta de "El Señor de Esquipulas".
Los danzantes tienen la obligación de presentarse a la velación la noche anterior a la fiesta, donde se cantan alabanzas hasta el amanecer. El capitán entrega comisiones a aquellos que se encargarán de la vigilancia de los estandartes, a la sahumadora quien es encargada de limpiar el espacio, y a quien se encargará de dar la palabra al dirigente de la danza.